Capítulo 10: Años más tarde
Pasan diez años, los animales ya habían envejecido y muchos estaban muertos, ya había pocos recuerdos de los días previos a la rebelión de los animales, ya había un nuevo molino, que no es usado para generar electricidad sino para moler maíz. La granja se ve más rica, pero los únicos que viven bien son los perros y los cerdos. Soplón les explica que el trabajo de ellos es muy importante porque debe llenar muchos formularios.
Los animales siguen aceptando las explicaciones aunque sus vidas sean iguales, su orgullo por la granja no ha disminuido, y piensan que viven mejor que los animales de otras granjas. Con el tiempo los animales comenzaron a caminar en dos patas y llevan látigos. Clover que ya no ve bien, lee nuevamente el cartel de los principios y se da cuenta que solo hay uno de ellos “todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”.
Poco después Napoleón comenzó a fumar pipa, además ahora usaban las ropas de humanos que se habían encontrado en el armario del Sr. Jones. Un día la granja recibe la visita de varios vecinos humanos que alabaron a los cerdos y que lamentaban los malos entendidos del pasado. Los otros animales vieron cuando Napoleón brindaba con el Sr. Pilkington, diciéndole que ellos debían lidiar con sus animales inferiores mientras ellos debían hacerlo con sus clases bajas.
Alabaron que los cerdos habían logrado hacer trabajar duramente a los animales y que estos comieran menos. Que estaban ansioso de implementar estos cambios en sus granjas, además Napoleón les aseguró que la granja tomaría nuevamente su nombre anterior Granja Manor. En una partida de cartas Napoleón y Pilkington comenzaron a discutir porque pensaban que estaban haciendo trampa, y los animales al ver la escena pensaron que no era fácil distinguir quienes eran los cerdos y quienes los humanos.
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